Capitulo 9.

Capitulo 9:

Narra Joe:

Estaba enfurecido. No podía soportar esos hechos, y ese tipo de acciones. Tomé de la mano a Allison para llevarla a mi casa, pero ella insistió.

-Joe… no puedo irme. Tengo que quedarme. – Dijo.

-Ally, no voy a dejarte aquí sola. Te vienes conmigo, o te vienes conmigo. ¿Ok? – Indique.

-Es que no entiendes… - Menciono nerviosa.

-Allison vamos. Luego me explicas. Vamos a solucionar esto ¿si? Pero ahora debes venir conmigo, se que te sientes mal, no te puedo dejar aquí. Vamos. – Exclame y la lleve al auto.

Conduje hasta mi casa lo más rápido que tuve. Ella no hablaba y temblaba un poco. Supongo que estaba en shock, asustada. Bajamos del auto y entramos a mi casa. Teníamos la suerte de que Barbie no estaba allí. Si no, hubiese armado el más grande de los escándalos. Me acerque a ella para comprobar que estuviese bien.

-Allison, por dios ¿estas bien? – Pregunte demasiado preocupado.

-Gracias Joe. – Exclamo y me abrazo fuertemente. Yo la sostuve unos minutos entre mis brazos.

-Ally esto es grave. No puedes volver allí. – Mencione tomando sus manos.

-Pero yo lo quiero Joe. Es mi novio y… - Dijo con los ojos húmedos y la interrumpí.

-Lo sé. Pero no te merece. ¿Entiendes eso? Debería quererte, cuidarte y respetarte. Y el definitivamente no lo hace. – Explique.

-Si, tienes razón. Pero ese es mi lugar, debo volver allí, es mi casa. – Exclamo.

-Si, lo que tu digas. Pero ahora no es momento de volver. Hay que dejar que se calme un poco. – Indique.

-¿Y a donde quieres que vaya? – Pregunto confusa.

-Quédate aquí. – Propuse con una sonrisa.

-Joseph… no puedo aceptar. Estas haciendo mucho por mí. – Menciono.

-No me interesa. Quédate aquí. Yo puedo dormir en el sofá. – Plantee.

-No, yo dormiré en el sofá. – Dijo.

-De ninguna manera. Tú duerme arriba, y yo duermo aquí. Es mi casa y yo mando ¿ok? – Exclame bromeando.

Narra Allison:

Cada palabra de Joe era absolutamente verdadera. Cada oración que yo mencionaba, era comprendida por el. Estaba en lo cierto. Cada vez que el hablaba, me miraba directamente a los ojos, estableciendo una conexión entre los dos, y de esa manera aumentaba mi confianza hacia el. Tomaba mi mano para hacerme sentir protegida y lo lograba. Sus labios que hablaban directamente y todo el tiempo apuntaban a los míos, eran totalmente deseables. Cuando me abrazaba y me rodeaba con sus fuertes brazos era increíble. Que apetecía quedarme allí por siempre. Seguro que piensan que es un hombre increíble. Pero no es solo eso, es difícil de describirlo. Es la persona más fantástica que conozco.

Tenía algo oculto en su personalidad, que no demostraba cuando estaba trabajando. Creo que allí fingía ser totalmente serio, y no lo era. Siempre agregaba su toque de humor a los problemas. Era una de sus tantas virtudes. En una parte de su alma, se escondía un chico adolecente que quería cumplir sus sueños que estaban esperando ser realidad. Se ocultaba un joven abrumado por sus extensos problemas y el dolor, que solo quería ser feliz.

Tal era su manera de divertirse, que luego de aquel escándalo con Brandon, intento hacerme sonreír, y lo logro. Estábamos en la cocina, y mientras yo preparaba jugo, el buscaba algunas galletas para calmar nuestro apetito. Saco algunos productos, y luego tomo la harina, llevándola bruscamente hacia atrás, y derramándola sobre mi, especialmente mi cara y mi cabello quedaron cubiertos por esta.

-¡Que hiciste Joseph! – Exclame fingiendo mi enojo, mientras el se reía a puras carcajadas.

-Lo siento, no te vi. – Mintió.

En ese momento tome un puñado de harina y lo derribe sobre el. Y dejo de reírse.

-Genial. Ahora estamos a mano. – Dije con aires de ganadora y reí.

-No te creas victoriosa. Esto recién empieza. – Exclamo Joe derramando yerba en mí.

-Ok Joseph, esto es demasiado. ¡Ven aquí! – Grite destrozando un huevo en mis manos y corriendo en busca de Joseph.

-No vas a ensuciarme con eso. – Dijo mientras me forzaba hacia atrás. Pero pude contra su fuerza y ensucie su suave cabello.

Corrí hacia atrás para buscar otro tipo de producto pero ya era tarde. Joseph me había cubierto nuevamente de harina. Entonces tomé la crema chantillí que estaba dentro de la heladera, y nuevamente corrí tras Joseph. El ingenuo corrió rápidamente hacia el sofá, parándose arriba de el. Como si yo no pudiera llegar allí. Le seguí el juego. Y me subí también. De modo que quedamos cara a cara. Intente rosearlo con la crema, pero Joe se inclino hacia atrás, llevándose al sillón (que no soporto nuestro peso) junto a el, y dejándonos sobre el suelo. Yo caí sobre Joseph y otra vez estábamos cara a cara, muy cerca. Me miro un momento fijamente como si estuviéramos por besarnos, pero era el momento ideal para cubrirle su rostro con la crema, y así lo hice. Lo cubrí por completo mientras reía a carcajadas. Joe saco la lengua y lamio alrededor de su boca. –Demasiado sexy. – Pensé. Di media vuelta y me quede tendida sobre el piso. Al lado de el.

-Jaja, creo que esto fue lo más divertido que he hecho en años. – Exclamo entre risas.

-La paso también contigo Joe. – Agregue. Y luego largue otra carcajada.

Joseph se puso de pie, y luego me ayudo a levantarme a mí. Estábamos repletos de comida, de pies a cabeza. Totalmente de blanco, luciendo como fantasmas. La cocina era solo un completo desastre el cual debíamos ordenar y regresar las cosas a su lugar.

-Vez que puedo hacerte sonreír. – Dijo Joe sonriendo. Y luego agrego – A pesar de todo estas riendo.

-Si Joe, es increíble. Gracias, en serio. – Exclamo con una inmensa sonrisa.

-No gracias a ti por tanta diversión. Eres hermosa, Ally. – Menciono. Y en ese mismo instante me sonroje y mis mejillas eran color rosado.

-Si, pero luego de tanta diversión hay que ordenar todo esto ¿no te parece, Joe? – Dije cambiando de tema.

Así que sin decir más nada, nos fuimos inmediatamente a ordenar el desastre que habíamos dejado. Luego subí a ducharme y Joe me presto ropa que su novia ya no usaba. Cuando yo termine mi baño, Joseph hizo lo mismo. Hasta que llego el momento de dormir, y lo hicimos como lo habíamos planeado. A pesar de todo, fue un día INCREIBLE. Y Joseph supo hacer esa diferencia.